El Humedal Urbano Salar del Carmen se localiza al este de la ciudad de Antofagasta, en el kilómetro 12 de la ruta que conecta hacia Calama. Con una superficie de 51,168 hectáreas, este humedal se desarrolló debido al histórico descarte de aguas residuales, generando un ecosistema palustre emergente en medio del desierto de Atacama. Gracias a esta particular formación, hoy es un importante hábitat para diversas especies de flora y fauna, representativas del entorno árido y semiárido.
Un refugio natural en el desierto de Atacama
La vegetación más notable en el Salar del Carmen incluye Colas de zorro (Cortaderia speciosa), Chilcas (Baccharis petiolata), y Breas (Tessaria absinthioides), especies que se concentran en el sector norte del humedal y cumplen un rol vital al ofrecer refugio y alimento a la fauna local. Este entorno también sustenta a especies de vertebrados como aves, reptiles y mamíferos, destacándose la presencia de la Gaviota garuma (Leucophaeus modestus), catalogada como vulnerable, y el Corredor de Tarapacá (Microlophus tarapacensis), un reptil endémico de la región.
Durante la temporada de alta humedad, se forman espejos de agua en el sector sur del humedal, lo que atrae a aves acuáticas, tanto residentes como migratorias. Entre las aves residentes, se pueden encontrar especies como el Jote de cabeza colorada (Cathartes aura) y la Paloma de alas blancas (Zenaida auriculata). También es común observar a especies migratorias como la Dormilona de cara negra o tontita (Muscisaxicola maclovianus), Tagüta del norte (Gallinula galeata) y Tagüita purpúrea (Porphyrio martinica). Esta particularidad convierte al Salar del Carmen en un destino destacado para la observación de aves, brindando oportunidades únicas para aficionados y científicos.
Desafíos de conservación
A pesar de su importancia ecológica, el humedal enfrenta múltiples amenazas. La expansión industrial en la zona, la intervención humana y la acumulación de residuos han alterado el ecosistema, generando impactos negativos en su equilibrio natural. La presencia de microbasurales representa un riesgo directo a la biodiversidad local, afectando tanto la calidad del hábitat como los servicios ecosistémicos que el humedal proporciona a la comunidad.
El reconocimiento del Salar del Carmen como Humedal Urbano el 2 de marzo de 2022, bajo la Ley 21.202, ha sido un paso crucial en la conservación de este ecosistema. Esta designación permite la implementación de planes de manejo específicos para su protección a largo plazo, y también su inclusión en el ordenamiento territorial de la comuna, garantizando su preservación para futuras generaciones.
Importancia para la comunidad y el medio ambiente
Además de su valor ecológico, el humedal ofrece beneficios ambientales significativos para la comunidad, entre los que destacan la regulación de la temperatura local y la creación de un espacio para actividades recreativas y educativas. Su entorno natural es un recurso ideal para la observación de aves y la educación ambiental, sirviendo como un aula abierta que sensibiliza a la comunidad sobre la importancia de los humedales en la conservación de la biodiversidad y en la mitigación de los efectos del cambio climático.
La conservación del Salar del Carmen es, por lo tanto, una prioridad tanto para el medio ambiente como para el bienestar de la comunidad local, ya que este espacio natural alberga especies de flora y fauna clave, y provee servicios ecosistémicos esenciales que contribuyen a la sostenibilidad del entorno urbano.











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