Hoy como cada dos de febrero se conmemora el día mundial de los humedales, esto por ser la fecha en que se realiza la primera convención internacional dedicada exclusivamente a su protección, convención a la que Chile también adhiere desde 1981.
La consigna propuesta para este año por la Convención Ramsar es, “Los humedales y el bienestar humano”. Este concepto se asocia a las necesidades básicas y otros beneficios de tipo social, físico o mental relacionados con la supervivencia y calidad de vida humana que se sostienen por medio de un ecosistema.
En el caso de los humedales, los objetos de bienestar humano son múltiples y van desde los relacionados a la identidad, hasta los relacionados directamente a nuestra supervivencia como la provisión de recursos, (agua, materias primas, alimentos, entre otros). Uno de los servicios que toma especial relevancia en los últimos años son aquellos que proveen en particular los humedales, relacionados con la seguridad y el cambio climático. Y es que en un contexto de sequía prolongada y aumento sostenido de temperaturas, la necesidad de mitigar y adaptarnos al cambio climático es imprescindible para mirar con optimismo el futuro.
En los 20 años de Fundación Kennedy, hemos trabajado mayormente en humedales urbanos, estos son, de forma general, casi todos los cuerpos de agua continentales asociados a las ciudades. La mayoría de ellos hoy son remanentes de lo que fueron grandes ecosistemas y corredores biológicos, actualmente muchos de ellos degradados y tantos otros en riesgo de desaparecer, y por ende, imposibilitados de entregar todos los servicios ecosistémicos que podrían favorecer nuestro bienestar y desarrollo.
Esto no es algo nuevo, el mundo sabe hace décadas sobre la importancia de estos cuerpos de agua. Ya en los 60s se realiza la primera convención internacional por los humedales en respuesta a su alarmante desaparición y degradación en todo el mundo, sin embargo, no ha pasado mucho desde entonces en Chile o al menos no ha sido efectivo. Si bien se han realizado incontables y arduos esfuerzos por resguardarlos desde el mundo público, privado y civil, hoy recién alcanzamos un 3% de la superficie total de humedales del país protegida. Es insuficiente.
A nosotros, la generación del s.XXI nos toca vivir los efectos de siglos desconectados de la naturaleza, de importante crecimiento y avances pero también de devastación y desproporcionada explotación de ecosistemas. Es ineludible la crisis que debemos enfrentar y no podemos dejar de asumir que somos parte del problema y debemos cambiar con urgencia nuestra comprensión sobre el medio natural en el que vivimos, está profundamente relacionada la naturaleza con nuestra salud, calidad de vida, economía y con nuestra supervivencia. No podemos seguir hipotecando el futuro de las generaciones que los procederán. ¿Qué vamos a hacer al respecto?.
La respuesta es simple. En un país de humedales como Chile, siempre tenemos un humedal cerca y es altamente probable que nuestras operaciones o actividades cotidianas estén relacionadas a este. Sin desconocer que entendernos parte de la naturaleza es algo nuevo, que las nuevas legislaciones generan incertidumbres, que no nos acomoda cambiar la forma en que estamos acostumbrados a hacer las cosas, debemos pasar a la acción.
En este día, desde Fundación Kennedy, queremos hacer un llamado a quienes aún no se suman a este desafío, en particular al mundo privado y a las personas naturales a involucrarse en lo que ocurre en su entorno, informándose sobre cómo aportar e implementar acciones concretas, pues nuestra supervivencia depende de ello.
Denis Kennedy
Presidente Fundación Kennedy
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